Hace tiempo, cada 10 de Noviembre se festejaba el Día de la Tradición en todo el país con gran entusiasmo. En esa fecha no se trabajaba y las actividades conmemorativas eran acompañadas desde el gobierno y los medios de comunicación.  Recordemos que la tradición es el conjunto de costumbres, creencias y relatos de un pueblo que se van transmitiendo de padres a hijos. Cada generación recibe el legado de las que la anteceden y colabora aportando lo suyo para las futuras. Así es, que la tradición de una nación constituye su cultura popular y se forja de las costumbres de cada región.

Sin embargo, desde hace algunos años esa magna jornada es ignorada y pasa desapercibida para la mayor parte de la población. Es menester preguntarse entonces el porqué de esta situación. Antes que nada, respondamos una pregunta previa: ¿Por qué se eligió esa fecha como el Día de la Tradición en nuestro país?

El 10 de noviembre fue elegido como Día de la Tradición por el nacimiento de José Hernández, el 10 de noviembre de 1834 en el partido de San Martin, Provincia de Buenos Aires. José Hernández es conocido por ser el autor del poema “Martin Fierro”. El “Martin Fierro” es el mayor exponente del género gauchesco.

“El Gaucho Martin Fierro”, tal su nombre completo, narra la historia de Martin Fierro, un gaucho reclutado para servir en un fortín, defendiendo la frontera argentina contra la agresión indígena. La obra, publicada en 1872, narra las injusticias y horrores vividos por el protagonista durante su servicio. Más tarde, Martin Fierro regresa a su hogar y encuentra su vivienda saqueada, sin su mujer y sin sus hijos. Martin Fierro se convierte en un gaucho malo, mata y pasa a ser un fugitivo perseguido por la policía. Estando en batalla contra ellos consigue a su compañero el sargento Cruz. Al final del poema, ambos deciden ir a vivir con los indios, esperando encontrar allí una vida mejor.

Siete años después, José Hernández escribe “La vuelta de Martin Fierro”. Dicen algunos que segundas partes nunca fueron buenas, he aquí una excepción. En esta segunda parte, el protagonista se modifica a favor de la virtud. Hernández plantea la existencia de un movimiento natural del hombre hacia la virtud. El hombre siempre tiende al bien. Ante la injusticas, Martin Fierro se enoja y actúa mal. En la segunda parte, hay una evolución positiva. Esta evolución se observa claramente en la ayuda que Fierro brinda a la cautiva, y llega a su punto más alto en los consejos a sus hijos. En contraposición a los consejos del viejo Vizcacha, consejos con una visión negativa de la mujer, de la vida, del trabajo ente otros temas. Martin Fierro, en cambio, da consejos como un amigo. Sus consejos contienen una gran carga ética y moral. Resaltan virtudes como la hermandad, la unión, la amistad, el trabajo como fuente de dignidad.

Ahora sí, ¿por qué no celebramos en la actualidad el Día de la Tradición?

Porque, sencillamente, dejamos de escuchar a Martin Fierro. Dejamos de escuchar esos consejos sabios, dejamos de actuar para el bien de todos…

Decía Martin Fierro:
Pero el hombre de razón / No roba jamás un cobre / Pues no es vergüenza ser pobre / Y es vergüenza ser ladrón. (Hernández, José; “Martin Fierro”; Buenos Aires; Ed. Policial; 2004; p 219; v 7045 – 7048)

Hoy vemos que la delincuencia no solo aumenta, sino que, además se ejerce desde la función pública. Sector donde parece no existe la vergüenza. O quizás como decía Martín Fierro:  Si la vergüenza se pierde, Jamás se vuelve a encontrar. (Hernández, José; OP. Cit; p 218; v 7005 – 7006)

Aconsejaba Martin Fierro ayudar al pobre y al anciano. Hoy vemos gente viviendo en la calle, revolviendo tachos de basura que parece no entrar en estadísticas. Vemos jubilados cobrando miserias, luego de una vida de esfuerzo y trabajo.

Decía Martin Fierro:
El trabajar es la ley / Porque es preciso adquirir. / No se espongan a sufrir / Una triste situación: / Sangra mucho el corazón / Del que tiene que pedir.
Debe trabajar el hombre / Para ganarse su pan, / Pues la miseria, en su afán / De perseguir de mil modos, / Llama en la puerta de todos / Y entra en la del haragán. (Hernández, José; OP. Cit; p 217; v 6965 – 6976)

Hoy sufrimos en el país un gran índice de desocupación, empleos precarios e injustos impuestos sobre los salarios. Pese a tantas incumplidas promesas, se continúa reemplazando la cultura del trabajo, como fuente de dignidad, por el subsidio que lastima y condiciona.

Aconsejaba Martin Fierro poner nuestra confianza en Dios, y es notorio el contenido cristiano de sus consejos. Hoy observamos el crecimiento del ateísmo, el ataque a la Iglesia Católica, a su dogma y doctrina.

Aconsejaba Martin Fierro ser prudente y astuto, evitar caer en la picardía y en el vicio. Juntarse con gente buena y no abandonar a los amigos.

Decía Martin Fierro que El hombre no mate al hombre (Hernández, José; OP. Cit; p 219; v 7049). Hoy observamos un gran desprecio a la vida. Hoy se puede perder la vida por cosas tan superfluas como un equipo de futbol o un bien material. Incluso se intenta legalizar el homicidio de los niños por nacer, mediante la implementación del aborto.

Aconsejaba Martin Fierro no ofender a la mujer. Hoy la violencia de género es considerada una emergencia nacional. El secuestro de mujeres obligadas a prostituirse aumenta cada día. La mujer, en muchos casos, es reducida a un mero objeto.

Decía Martin Fierro:
Los hermanos sean unidos, / Porque ésa es la ley primera; / Tengan unión verdadera / En cualquier tiempo que sea, / Porque si entre ellos pelean / Los devoran los de ajuera.  (Hernández, José; OP. Cit; p 218; v 7007 – 7012)

Hoy vemos un país desunido, una profunda división entre argentinos y una falta de solidaridad entre compatriotas. El individualismo nos lleva a la apatía total sobre lo que ocurre en nuestro país. Desoímos los problemas de nuestros hermanos. Y esta desunión solo beneficia a aquellos que nos quieren manejar, dominar y colonizar.

Es uno de los desafíos que tenemos adelante como argentinos, si queremos vivir en un país mejor, volver a Martin Fierro. Volver a nuestros orígenes, respetar nuestra tradición, nuestras costumbres, utilizar bien nuestro idioma, conocer nuestra cultura y nuestra historia. Honrar a nuestros próceres y a nuestros héroes. Todo ello hace a nuestra identidad como nación. Si perdemos nuestras tradiciones, perdemos nuestra identidad; y un pueblo si identidad desaparece.

Dejo la idea en el aire y en el papel, a la espera de que alguien la recoja.  Será el día en que venga algún criollo en esta tierra a mandar.

Gabriel Kloster
Partido BANDERA VECINAL
Secretario de Prensa
Conductor del programa «Argentina Despierta»